En esta vida, la frase “nadie ni nada es imprescindible” no es siempre válida. Un padre es imprescindible para que sus hijos puedan tener padre, las estrellas son imprescindibles para poder tener un cielo lleno de estrellas, los peces de un acuario son imprescindibles para poder tener un acuario con peces. Por tanto, “nadie ni nada es imprescindible” en determinadas “circunstancias”.
En el mundo laboral, esas “circunstancias” se suelen concretar en un periodo de tiempo: nadie es imprescindible dentro de X horas, días, semanas, meses, o en el peor de los casos años.
Además del matiz “circunstancias”, una persona que es un referente en un tema, área, o simplemente como persona, constituye una baja significativa, insustituible, IMPRESCINDIBLE hasta que otra ocupa su lugar, considerando que ocupar su lugar no es sentarse en su silla, no vale con cambiar la foto en el organigrama.
Como ser humano, al menos en mi corazón, en mi cabeza, en mis valores, si hay gente imprescindible.
«Ni en un millón de años», el libro
Hace 4 años
1 comentario:
Tristemente, hoy para mi persona se vislumbra una baja completamente imprescindible, como persona, como profesional, como compañero, como amigo,….
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